domingo, 19 de julio de 2009

Relato de mi estadía en Lavra

Las guías de Athos recomiendan comprar comida extra por si no te gusta o querés comer más. Decidí quemar mis naves y sólo compré tres bananas y agua. La idea era adaptarme a la hospitalidad. Después de la recepción me dirigí al refectorio a comer. Me ofrecieron queso y pan, vino tinto y agua fresca. Luego sopa de pescado, salmón blanco con ajíes, y de postre un bombón riquísimo con nuez y chocolate. (Llegué de casualidad a una importante fiesta) Después de comer me indicaron mi cama en un lúgubre lugar pero con una muy linda vista al Egeo.
Después de dormir una siesta asistí a la liturgia. Duró tanto que decidí salir un rato afuera para conocer el ciprés de mil años y la gran fuente de Lavra. La liturgia duró tanto que debo haber entrado y salido unas cuatro veces. Calculo unas dos horas y media. En un momento un padre vestido de dorado se me acercó con un botafumeiro y me puso incienso en humo.
Después de la misa eterna fuimos a comer casi lo mismo que al mediodía, pero con una ensalada de tomates y pepinos en vez de la sopa.
Mientras comía se leyó la Biblia y también cantaron. Después de ver las estrellas me fuí a dormir. Me esperaban algunos insectos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario